miércoles, 7 de octubre de 2015

Iliquidez de la Cooperativa Consumo, cuando una entidad solidaria pierde su norte

Después de malas administraciones y contingencias externas que afectaron sus ingresos, la Cooperativa Consumo quedó ad portas del cierre y para que recupere su flujo de caja y la sostenibilidad fue intervenida por la Superintendencia de la Economía Solidaria, que desde el pasado 4 de septiembre encomendó esa misión a Enrique Valencia Montoya, agente especial del ente de vigilancia.

Y es que muchos indicadores de la entidad son preocupantes y reflejan, no solo la falta de liquidez de la cooperativa y la pérdida de rentabilidad del patrimonio (propio y de los asociados), sino que dan cuenta de  la pérdida de su rumbo durante la gerencia de Gustavo León Castillo, quien la condujo a perder más de $11.000 millones de pesos en los últimos 3 años ($4.755 millones el año pasado, con un aumento del 227%).

El primer hecho negativo es que en 2014 los ingresos operativos (ventas) de la cooperativa descendieron 7,67% frente al 2013, al totalizar los $165.214 millones, lo cual es preocupante, pues para generar excedentes y enjugar las pérdidas acumuladas hay que vender más, así de sencillo. El Ebitda fue negativo (-$2.186 millones) y el margen de Ebitda también (-1,32), lo cual refleja la falta de liquidez de la entidad.

Igualmente, el ROA, que consiste en la relación entre el beneficio obtenido en un determinado período y los activos globales de una empresa, o en otras palabras, mide la rentabilidad de los activos, fue también negativo (-3,61).  También fue negativo el ROE (-5,13), es decir, la rentabilidad de los fondos propios (Patrimonio), en este caso de la cooperativa y los asociados.

Consumo La Floresta


Inicios de El Consumo
Si el Cooperativismo es un sistema social y económico, basado en la libertad, la igualdad, la participación y la solidaridad, una cooperativa puede definirse, como una empresa económica formada por personas de una comunidad (vereda, municipio, zona o región), con problemas y necesidades comunes (como: alto costo de la vida, bajos precios por los productos cosechados y desempleo, entre otros) y que buscan solucionarlos uniendo y organizando sus esfuerzos y recursos para desarrollar una actividad económica y defender sus intereses. Bajo estos principios se creó hace más de 50 años la Cooperativa Consumo.

La Cooperativa Consumo es la cristalización de un sueño de 22 profesionales -médicos, economistas, ingenieros civiles, educadores y abogados, entre otros- que junto a varios ingenieros agrónomos adscritos a la Secretaría de Agricultura de Antioquia, el 13 de mayo de 1963 dieron vida a la entidad.

El Consumo inició labores en 1964 con 13 empleados en el barrio San Benito, hoy son 580 colaboradores en 15 supermercados[1], empleos que están en riesgo, por esa pérdida de valores y objetivos cooperativos.

Su principal compromiso estatutario fue luchar contra el acaparamiento y los altos precios de la canasta familiar, el cual se ha perdido en la actualidad, debido en parte al entorno de competencia, pero fundamentalmente por políticas apartadas de los principios cooperativos.

En ese entonces, siguiendo la filosofía de los pioneros de Rochdale[2], los fundadores no exigieron grandes aportes sociales sino el compromiso de comprar los productos ofrecidos en venta, aspecto que también se ha venido perdiendo, porque debido a los altos precios de venta, hoy muchos asociados no mercan en la cooperativa.[3]

Pérdida del sentido solidario
Desde mi punto de vista es claro que el doctor Castillo no tuvo en cuenta los principios cooperativos ni los objetivos que movieron a los fundadores para crear la cooperativa, olvidando que el centro de cualquier entidad solidaria son los asociados. Quiso administrar al Consumo como se administra la competencia, se dedicó a abrir dos almacenes por año, utilizando los recursos del flujo de caja que son indispensables para el día a día de la actividad de la cooperativa y orientó sus diferentes proyectos gerenciales y de mercadeo hacia los terceros, es decir, los clientes, y no hacia la amplia base de asociados.

Tras su salida, en el poco tiempo que estuvo el médico Ricardo Esteban Betancur Posada como gerente y luego Diego Almanza (en su calidad de encargado), se trató de enderezar el camino, pero no se logró, pues más o menos se siguió con la misma óptica.

Consumo Los Colores


Todo ello condujo a que El Consumo perdiera su capacidad reguladora de precios y para poder cubrir los ambiciosos planes de expansión aumentara los márgenes de utilidad en sus diferentes categorías de productos -tanto o más que la competencia-, lo que ocasionó que de manera progresiva los asociados dejarán de comprar en su cooperativa, lo que a su vez explica la baja en las ventas. De las 103.000 personas registradas como socios que tiene la cooperativa, sólo 30.000 están vigentes o activos[4].

Recomponer el camino
Aunque es bastante difícil que la cooperativa vuelva a ser reguladora de precios -como lo fue en su origen en la década del 60- debido a que en ese entonces la economía colombiana era cerrada (con aranceles altos a los productos importados) y desde 1990 es una economía abierta (con productos importados muy baratos), sí se deben buscar alternativas y diseñar mecanismos para ofrecer productos más baratos que la competencia, lo cual sería muy bien visto por los asociados, que volverían a comprar en la cooperativa, dado que sus precios serían más competitivos.

Se dirá que una decisión como esa puede reducir los márgenes de ganancia, sin embargo en el mediano y largo plazo, conducirá al aumento de los ingresos por mayor volumen de ventas, al tiempo que se logra que los asociados sean cada vez más activos comprándole a la cooperativa.

Ello sin dejar de lado que los asociados deben ser los destinatarios de los mayores descuentos frente a los terceros (clientes en general, no asociados). Por ejemplo, en vez de dar un descuento del 20% a todos los clientes (5% adicional para los asociados) en la compra de frutas y verduras, se debe ofrecer directamente un descuento del 25% a los asociados, y disminuir la rebaja para los clientes (no asociados) al 15% o incluso al 10%.

Con acciones como las anteriores -seguramente en el mediano plazo- además de lograr que un mayor número de asociados esté activo al comprar de manera más frecuente en los supermercados de la cooperativa, se incentiva que los terceros (clientes no asociados) se vinculen directamente a la entidad como asociados, al ver los beneficios inmediatos que obtienen comprando, a lo que habría que adicionar los demás beneficios en educación y salud, por ejemplo. Complemento de ello es imperativo, como consignan los estatutos, fidelizar a los asociados.

Para lograr brindar productos más baratos que la competencia, la estrategia a desarrollar es establecer relaciones comerciales con cooperativas o pre-cooperativas de productores para vincularlas como proveedores, eliminando los intermediarios. De esta manera se logran dos objetivos, pues además de ofrecer buenos productos a más bajos precios a los asociados, se ayudaría a otras entidades solidarias, fortaleciendo así el modelo cooperativo.

Acciones y estrategias como estas deben ayudar a aumentar progresivamente las ventas -que vienen en franco deterioro- y a mejorar el flujo de caja, indispensable para la adecuada operación diaria de sus 15 supermercados.

Como única cooperativa del país dedicada a la comercialización de productos de la canasta familiar, Consumo se ha sabido adaptar a los vaivenes del entorno económico y la competencia -y seguramente ahora también lo hará- siempre y cuando recupere su sentido social cooperativo y ponga al asociado en el centro de sus políticas y estrategias, adicional a lo cual se requiere diseñar una estructura que mejore la comunicación entre los diferentes estamentos de la entidad solidaria.



[1]Pedregal, La América, Rionegro, Niquía, Belén, Buenos Aires, Caldas, Envigado, Poblado, Bello, Floresta, San Joaquín, Los Colores, Terracina y Laureles.
[2]La primera cooperativa propiamente dicha surgió en la población de Rochdale (Inglaterra) en 1.844, formada por 28 trabajadores de una fábrica.
[3] Hoy la Cooperativa Consumo tiene registrados 103.000 asociados.
[4] Para estar vigente como asociado se deben efectuar compras por el equivalente a dos salarios mínimos mensuales vigentes como mínimo al año ($1.374.000).

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