La semana pasada el Consejo Nacional
de Estupefacientes decidió por mayoría suspender la aspersión con glifosato
sobre los cultivos ilícitos, la cual se hará efectiva cuando la Autoridad
Nacional de Licencias Ambientales –Anla- revoque o suspenda el Plan de
Desarrollo Ambiental que hasta este momento permite la aspersión con glifosato.
Entre otras de las medidas adoptadas
por el Consejo, está la creación de un comité técnico que en el plazo de un mes
debe formular las recomendaciones para ajustar la política de lucha contra las
drogas. De esta manera, la interrupción
de las aspersiones aéreas sobre las siembras ilícitas en Colombia se daría
después de cuatro décadas de haber sido implementadas.
Sin embargo, es bueno recordar que en
el país lucha antinarcóticos comenzó en 1920 con la penalización del tráfico de
sustancias ilícitas como una actividad criminal, con la ley 45 de 1946 se
prohibió el cultivo de sus materias primas y en 1973 se creó el Consejo
Nacional de Estupefacientes con el que se le dio cuerpo institucional a este
proceso. Aunque en 1974 se hicieron las primeras pruebas para determinar los
efectos de las aspersiones aéreas en la lucha antidroga, solo en 1984 el Consejo
Nacional de Estupefacientes las aprobó de manera sostenida.
Las aspersiones aéreas se adelantaron
en varias etapas. La primera, de manera discontinua, se llevó a cabo desde 1978
a 1991, mediante ensayos con Paraquat, 2-4 y Glifosato en la Sierra Nevada de
Santa Marta; la segunda etapa (1991-1998) “caracterizada por una baja
eficiencia en las fumigaciones (187.858 hectáreas asperjadas y resiembras
cercanas a los (237%)”[1]; y
la tercera fase (1998–2006)[2] en
la que se enmarca el denominado Plan Colombia[3].
Es importante recordar que la convocatoria a la sesión del Consejo la
semana pasada, se debió a que algunos sectores estaban de acuerdo con la
eliminación de la aspersión de cultivos ilícitos con glifosato debido a sus
efectos negativos en la salud y el ambiente, en tanto que otros no apoyaban la
medida al considerar que el uso del herbicida ha sido eficaz en la lucha
antidrogas. Ello es el reflejo de la constante polémica que ha generado en el
mundo el uso masivo del herbicida.
Prueba de la controversia es que
mientras el Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez, anunció que demandará
la decisión del Consejo Nacional de Estupefacientes, los gobernadores del país, aseguraron de manera
unánime que respaldan la decisión. La Procuraduría insistió en que esta medida
deteriorará la seguridad nacional
porque los cultivos de coca crecerán y con ello se aumentará la presencia de
grupos armados ilegales, al tiempo que fortalecerá financieramente a las Farc,
que se encuentran en proceso de negociación de paz con el gobierno.
Más allá de estas consideraciones que
ponen de relieve la seguridad nacional e independientemente de que la
suspensión esté o no relacionada con las conversaciones de La Habana, la
principal consideración a tener en cuenta debe ser el efecto toxicológico sobre
la salud humana y sobre el medio ambiente.
Informes ´científicos
tendenciosos’
En este punto es conveniente resaltar que numerosas
evaluaciones sanitarias conducidas por las autoridades públicas durante los
últimos 40 años, concluían sistemáticamente que el glifosato no representaba un
riesgo inaceptable para la salud humana. Sin embargo, se conoció hace algunos
años que los responsables de los estudios toxicológicos que inicialmente se
efectuaron en EE.UU. para el registro y aprobación del herbicida, han sido
procesados legalmente por el delito de prácticas fraudulentas tales como
falsificación rutinaria de datos y omisión de informes sobre incontables
defunciones de ratas y conejos, así como la falsificación de estudios mediante
alteración de anotaciones de registros de laboratorio, entre otros.
Ello implica que la información existente respecto de
la concentración residual de glifosato en alimentos y el medio ambiente era
poco confiable. Por eso recientes estudios toxicológicos conducidos por
instituciones científicas independientes indican que el glifosato ha sido
erróneamente calificado como ‘toxicológicamente benigno’, tanto a nivel
sanitario como ambiental y que puede ser altamente tóxico para animales y
humanos.
Precisamente en abril de este año la Agencia
Internacional para el Estudio del Cáncer (IRAC), de la Organización Mundial de
la Salud (OMS), con sede en Lyon, decidió reclasificar al glifosato como una
sustancia tipo 2A, es decir, que puede causar cáncer a los humanos. La decisión
se tomó porque después de un riguroso estudio de un año, se encontró una
relación directa de este herbicida con el linfoma
non hodgkin -cáncer del sistema
linfático-. Este informe fue acogido por el Ministerio de Salud de Colombia y
motivó la mencionada decisión del Consejo Nacional de Estupefacientes.
Y es que sobre el glifosato, N-(fosfonometil) glicina, herbicida creado en
la década de 1960, siempre ha habido
dudas por ser de amplio espectro, no selectivo, utilizado para eliminar malezas
indeseables (pastos anuales y perennes, hierbas de hoja ancha y especies
leñosas) en ambientes agrícolas, forestales y paisajísticos. “El glifosato
puede interferir con algunas funciones enzimáticas en animales, pero los
síntomas de envenenamiento sólo ocurren con dosis muy altas. Sin embargo, los
productos que contienen glifosato también contienen otros compuestos que pueden
ser tóxicos”, dice el profesor Jorge Kaczewer[4].
Negocio redondo de Monsanto
La producción del
glifosato la tiene la firma Monsanto[5],
que en 1976 incursionó en el segmento de los herbicidas y en 1981 entra en la carrera biotecnológica,
volviendo el negocio redondo porque desde entonces se generalizó el uso
intensivo del glifosato en asociación con el uso de cultivos
genéticamente modificados, también denominados transgénicos. Dichos cultivos
fueron específicamente diseñados para ser tolerantes al glifosato, como la
variedad “Roundup Ready”, que RR
permite a los agricultores rociar el herbicida sobre el cultivo en crecimiento,
matando prácticamente todas las malezas sin afectarlo.
De la mano de Monsanto, el uso del glifosato en cultivos transgénicos de
soja, maíz y el algodón, se ha incrementado drásticamente en toda América,
donde predomina su cultivo. De ahí que, no solo
en América, sino en todo el mundo, la compañía genere polémicas, debido a múltiples denuncias sobre
perjuicios a la salud, impactos ambientales negativos y el desconocimiento de
los efectos que podría producir la alteración genética de los alimentos.
Tomada de: blogs.lanacion.com.ar |
Al ser prácticamente la única empresa en el
mundo que comercializa cultivos transgénicos RR asociados a su propia
formulación del herbicida glifosato –Roundup- la gigante agroquímica
estadounidense gana por punta y punta.
Su promesa de venta es la disminución de
trabajo agrícola y ahorro financiero mediante la simplificación y reducción de
los costos del control de malezas. Es
decir, algo completamente atractivo para quienes se dedican a la
agricultura industrial y comercial, que
es la que se centra en la producción masiva de productos hechos para la
satisfacción del hombre y lleva implícito un alto nivel de tecnificación, por
lo que requiere de una alta inversión de capital, energía y otros recursos como
la ayuda de especialistas. Está, por lo tanto, intrínsecamente vinculada
a prácticas agrícolas no sustentables que dañan los recursos naturales básicos
en los que se basa la producción de alimentos.
Dicho agricultura es
diametralmente opuesta a la agricultura limpia, que es la que se basa en
hábitos y costumbres que cuidan el medio ambiente, disminuyen o eliminan el uso
de productos de síntesis química en los cultivos y en la cría de animales y que
además tiene un cuidado especial de la tierra, antes, durante y después de la
cosecha.
Teniendo en cuenta los
problemas que ahora son evidentes, ningún nuevo cultivo genéticamente
modificado tolerante al glifosato debería ser autorizado, pues al ser
desarrollados para un modelo de agricultura industrial, están asociados a prácticas
agrícolas no sustentables que dañan los recursos naturales.
“En el medio ambiente,
el glifosato puede ser retenido en el suelo uniéndose a partículas pero,
dependiendo de la química de la tierra, también puede filtrarse hasta las aguas
subterráneas. El glifosato también puede ser lavado directamente hacia desagües
y aguas superficiales, y se ha detectado en ambos. El glifosato está presente
en los suelos, las aguas y nuestros alimentos como resultado de su uso como
herbicida”, dice un informe de Greenpeace[6].
Por lo tanto, resulta
de gran importancia evaluar rigorosamente la seguridad del glifosato para las
plantas, los seres humanos y animales, especialmente asociada al uso del
herbicida también en cultivos licito de la orientación comercial, como ocurre
con el arroz en Colombia El informe reciente de la Organización Mundial de la
Salud, OMS, debería ser el que marque la pauta en ese sentido.
[1] Ver el informe “Análisis del papel de la política de
erradicación forzosa con glifosato en relación a las dinámicas del conflicto
armado en Nariño, años 2000-2006”, Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora
del Rosario. Disponible en: http://repository.urosario.edu.co/bitstream/handle/10336/4408/1018441756-2013.pdf?sequence=3(onsultado Consultado el 18 de
mayo de 2015)
[2]
Las aspersiones con glifosato en
el sur de Colombia ocasionaron un litigio con Ecuador, que demandó al país en
2008 ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya por los daños
ambientales y en la salud de las personas. El pleito se resolvió en 2013 cuando
Ecuador aceptó retirar la demanda a cambio del pago por parte de Colombia de
una indemnización de 15 millones de dólares.
[3] Acuerdo bilateral constituido en 1999 entre los gobiernos de
Colombia y Estados Unidos, durante las administraciones de Andrés Pastrana y
Bill Clinton, con el fin de, además de desarrollar una estrategia
antinarcóticos, terminar el conflicto armado en Colombia y generar una
revitalización social y económica.
[4]
Ver su artículo “Toxicología del Glifosato:
Riesgos para la salud humana”, disponible en: http://www.ecoportal.net/Temas_Especiales/Salud/Toxicologia_del_Glifosato_Riesgos_para_la_salud_humana (Consultado el 18 de mayo
de 2015)
[5] Fundada en 1914
en Estados Unidos por el químico, John Francis Queeny, quien dio a la
compañía el nombre de soltera de su esposa Olga Méndez Monsanto.
[6]
Informe
“Tolerancia a herbicidas y cultivos transgénicos” de Greenpeace. Disponible en http://www.greenpeace.org/argentina/Global/argentina/report/2011/bosques/informe-glifosato-espa%C3%B1ol-v2.pdf (consultado el
15 de mayo de 2015)
Un análisis serio e independiente.Pocos artículos sobre este tema tan bien documentados y expuesto con el rigor de quien no se inclina según intereses personales de uno u otro lado.
ResponderEliminarUn análisis serio e independiente.Pocos artículos sobre este tema tan bien documentados y expuesto con el rigor de quien no se inclina según intereses personales de uno u otro lado.
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