jueves, 21 de mayo de 2015

GLIFOSATO Y CULTIVOS GENÉTICAMENTE MODIFICADOS: NEGOCIO REDONDO DE MONSANTO

La semana pasada el Consejo Nacional de Estupefacientes decidió por mayoría suspender la aspersión con glifosato sobre los cultivos ilícitos, la cual se hará efectiva cuando la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales –Anla- revoque o suspenda el Plan de Desarrollo Ambiental que hasta este momento permite la aspersión con glifosato.

Entre otras de las medidas adoptadas por el Consejo, está la creación de un comité técnico que en el plazo de un mes debe formular las recomendaciones para ajustar la política de lucha contra las drogas.  De esta manera, la interrupción de las aspersiones aéreas sobre las siembras ilícitas en Colombia se daría después de cuatro décadas de haber sido implementadas.

Sin embargo, es bueno recordar que en el país lucha antinarcóticos comenzó en 1920 con la penalización del tráfico de sustancias ilícitas como una actividad criminal, con la ley 45 de 1946 se prohibió el cultivo de sus materias primas y en 1973 se creó el Consejo Nacional de Estupefacientes con el que se le dio cuerpo institucional a este proceso. Aunque en 1974 se hicieron las primeras pruebas para determinar los efectos de las aspersiones aéreas en la lucha antidroga, solo en 1984 el Consejo Nacional de Estupefacientes las aprobó de manera sostenida.

Las aspersiones aéreas se adelantaron en varias etapas. La primera, de manera discontinua, se llevó a cabo desde 1978 a 1991, mediante ensayos con Paraquat, 2-4 y Glifosato en la Sierra Nevada de Santa Marta; la segunda etapa (1991-1998) “caracterizada por una baja eficiencia en las fumigaciones (187.858 hectáreas asperjadas y resiembras cercanas a los (237%)”[1]; y la tercera fase (1998–2006)[2] en la que se enmarca el denominado Plan Colombia[3].
Es importante recordar que la convocatoria a la sesión del Consejo la semana pasada, se debió a que algunos sectores estaban de acuerdo con la eliminación de la aspersión de cultivos ilícitos con glifosato debido a sus efectos negativos en la salud y el ambiente, en tanto que otros no apoyaban la medida al considerar que el uso del herbicida ha sido eficaz en la lucha antidrogas. Ello es el reflejo de la constante polémica que ha generado en el mundo el uso masivo del herbicida.




Prueba de la controversia es que mientras el Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez, anunció que demandará la decisión del Consejo Nacional de Estupefacientes, los  gobernadores del país, aseguraron de manera unánime que respaldan la decisión. La Procuraduría insistió en que esta medida deteriorará la seguridad nacional porque los cultivos de coca crecerán y con ello se aumentará la presencia de grupos armados ilegales, al tiempo que fortalecerá financieramente a las Farc, que se encuentran en proceso de negociación de paz con el gobierno.

Más allá de estas consideraciones que ponen de relieve la seguridad nacional e independientemente de que la suspensión esté o no relacionada con las conversaciones de La Habana, la principal consideración a tener en cuenta debe ser el efecto toxicológico sobre la salud humana y sobre el medio ambiente.

Informes ´científicos tendenciosos’
En este punto es conveniente resaltar que numerosas evaluaciones sanitarias conducidas por las autoridades públicas durante los últimos 40 años, concluían sistemáticamente que el glifosato no representaba un riesgo inaceptable para la salud humana. Sin embargo, se conoció hace algunos años que los responsables de los estudios toxicológicos que inicialmente se efectuaron en EE.UU. para el registro y aprobación del herbicida, han sido procesados legalmente por el delito de prácticas fraudulentas tales como falsificación rutinaria de datos y omisión de informes sobre incontables defunciones de ratas y conejos, así como la falsificación de estudios mediante alteración de anotaciones de registros de laboratorio, entre otros.

Ello implica que la información existente respecto de la concentración residual de glifosato en alimentos y el medio ambiente era poco confiable. Por eso recientes estudios toxicológicos conducidos por instituciones científicas independientes indican que el glifosato ha sido erróneamente calificado como ‘toxicológicamente benigno’, tanto a nivel sanitario como ambiental y que puede ser altamente tóxico para animales y humanos.

Precisamente en abril de este año la Agencia Internacional para el Estudio del Cáncer (IRAC), de la Organización Mundial de la Salud (OMS), con sede en Lyon, decidió reclasificar al glifosato como una sustancia tipo 2A, es decir, que puede causar cáncer a los humanos. La decisión se tomó porque después de un riguroso estudio de un año, se encontró una relación directa de este herbicida con el linfoma non hodgkin -cáncer del sistema linfático-. Este informe fue acogido por el Ministerio de Salud de Colombia y motivó la mencionada decisión del Consejo Nacional de Estupefacientes.

Y es que sobre el glifosato, N-(fosfonometil) glicina, herbicida creado en la década de 1960,  siempre ha habido dudas por ser de amplio espectro, no selectivo, utilizado para eliminar malezas indeseables (pastos anuales y perennes, hierbas de hoja ancha y especies leñosas) en ambientes agrícolas, forestales y paisajísticos. “El glifosato puede interferir con algunas funciones enzimáticas en animales, pero los síntomas de envenenamiento sólo ocurren con dosis muy altas. Sin embargo, los productos que contienen glifosato también contienen otros compuestos que pueden ser tóxicos”, dice el profesor Jorge Kaczewer[4].

Negocio redondo de Monsanto
La producción del glifosato la tiene la firma Monsanto[5], que en 1976 incursionó en el segmento de los herbicidas y en 1981 entra en la carrera biotecnológica, volviendo el negocio redondo porque desde entonces se generalizó el uso intensivo del glifosato en asociación con el uso de cultivos genéticamente modificados, también denominados transgénicos. Dichos cultivos fueron específicamente diseñados para ser tolerantes al glifosato, como la variedad “Roundup Ready”, que RR permite a los agricultores rociar el herbicida sobre el cultivo en crecimiento, matando prácticamente todas las malezas sin afectarlo.

De la mano de Monsanto, el uso del glifosato en cultivos transgénicos de soja, maíz y el algodón, se ha incrementado drásticamente en toda América, donde predomina su cultivo. De ahí que, no solo en América, sino en todo el mundo, la compañía genere polémicas, debido a múltiples denuncias sobre perjuicios a la salud, impactos ambientales negativos y el desconocimiento de los efectos que podría producir la alteración genética de los alimentos.

Tomada de: blogs.lanacion.com.ar

Al ser prácticamente la única empresa en el mundo que comercializa cultivos transgénicos RR asociados a su propia formulación del herbicida glifosato –Roundup- la gigante agroquímica estadounidense gana por punta y punta.

Su promesa de venta es la disminución de trabajo agrícola y ahorro financiero mediante la simplificación y reducción de los costos del control de malezas.  Es decir, algo completamente atractivo para quienes se dedican a la agricultura  industrial y comercial, que es la que se centra en la producción  masiva de productos hechos para la satisfacción del hombre y lleva implícito un alto nivel de tecnificación, por lo que requiere de una alta inversión de capital, energía y otros recursos como la ayuda de especialistas. Está, por lo tanto, intrínsecamente vinculada a prácticas agrícolas no sustentables que dañan los recursos naturales básicos en los que se basa la producción de alimentos.

Dicho agricultura es diametralmente opuesta a la agricultura limpia, que es la que se basa en hábitos y costumbres que cuidan el medio ambiente, disminuyen o eliminan el uso de productos de síntesis química en los cultivos y en la cría de animales y que además tiene un cuidado especial de la tierra, antes, durante y después de la cosecha.

Teniendo en cuenta los problemas que ahora son evidentes, ningún nuevo cultivo genéticamente modificado tolerante al glifosato debería ser autorizado, pues al ser desarrollados para un modelo de agricultura industrial, están asociados a prácticas agrícolas no sustentables que dañan los recursos naturales.

“En el medio ambiente, el glifosato puede ser retenido en el suelo uniéndose a partículas pero, dependiendo de la química de la tierra, también puede filtrarse hasta las aguas subterráneas. El glifosato también puede ser lavado directamente hacia desagües y aguas superficiales, y se ha detectado en ambos. El glifosato está presente en los suelos, las aguas y nuestros alimentos como resultado de su uso como herbicida”, dice un informe de Greenpeace[6].

Por lo tanto, resulta de gran importancia evaluar rigorosamente la seguridad del glifosato para las plantas, los seres humanos y animales, especialmente asociada al uso del herbicida también en cultivos licito de la orientación comercial, como ocurre con el arroz en Colombia El informe reciente de la Organización Mundial de la Salud, OMS, debería ser el que marque la pauta en ese sentido.













[1] Ver el informe “Análisis del papel de la política de erradicación forzosa con glifosato en relación a las dinámicas del conflicto armado en Nariño, años 2000-2006”, Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Disponible en: http://repository.urosario.edu.co/bitstream/handle/10336/4408/1018441756-2013.pdf?sequence=3(onsultado Consultado el 18 de mayo de 2015)

[2] Las aspersiones con glifosato en el sur de Colombia ocasionaron un litigio con Ecuador, que demandó al país en 2008 ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya por los daños ambientales y en la salud de las personas. El pleito se resolvió en 2013 cuando Ecuador aceptó retirar la demanda a cambio del pago por parte de Colombia de una indemnización de 15 millones de dólares.

[3] Acuerdo bilateral constituido en 1999 entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos, durante las administraciones de Andrés Pastrana y Bill Clinton, con el fin de, además de desarrollar una estrategia antinarcóticos, terminar el conflicto armado en Colombia y generar una revitalización social y económica.

[4] Ver su artículoToxicología del Glifosato: Riesgos para la salud humana”, disponible en: http://www.ecoportal.net/Temas_Especiales/Salud/Toxicologia_del_Glifosato_Riesgos_para_la_salud_humana (Consultado el 18 de mayo de 2015)


[5] Fundada en 1914 en Estados Unidos por el  químico, John Francis Queeny, quien dio a la compañía el nombre de soltera de su esposa Olga Méndez Monsanto.

[6] Informe “Tolerancia a herbicidas y cultivos transgénicos” de Greenpeace.  Disponible en http://www.greenpeace.org/argentina/Global/argentina/report/2011/bosques/informe-glifosato-espa%C3%B1ol-v2.pdf (consultado el 15 de mayo de 2015)

2 comentarios:

  1. Un análisis serio e independiente.Pocos artículos sobre este tema tan bien documentados y expuesto con el rigor de quien no se inclina según intereses personales de uno u otro lado.

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  2. Un análisis serio e independiente.Pocos artículos sobre este tema tan bien documentados y expuesto con el rigor de quien no se inclina según intereses personales de uno u otro lado.

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