miércoles, 9 de diciembre de 2015

Con la intervención por parte de la Supersolidaria, la Cooperativa Consumo recupera su norte

Tras quedar ad portas del cierre por la falta de liquidez luego de malas administraciones y contingencias externas que afectaron sus ingresos, la Cooperativa Consumo -después de tres meses de haber sido intervenida por la Superintendencia de la Economía Solidaria- ha reencontrado su norte y mejora sus resultados económicos y financieros.

Según el agente interventor Enrique Valencia Montoya, la cooperativa ha normalizado sus negocios en un 95%, sin embargo, solicitará al ente de supervisión y vigilancia que la intervención se extienda por un año más, pues todavía falta afinar la hoja de ruta de cara al año 2020.

Precisó Valencia Montoya que en estos tres meses se efectuó el diagnóstico jurídico, administrativo y financiero de Consumo y que este 15 de diciembre se presentará ante la Superintendencia el plan estratégico de la cooperativa, sustentado en una reforma estatutaria, la estabilización financiera y la gestión de recursos.

En este último aspecto el Consumo requiere por lo menos de $25.000 millones, de los cuales se han conseguido unos $10.000 millones hasta el momento, mediante diferentes decisiones, según indicó Valencia.

Se logró un acuerdo con la cooperativa Colanta, que se quedará con el punto de venta de Caucasia valorado en $2.500 millones, valor que corresponde al 50% de la deuda con la cooperativa lechera. Adicionalmente, como forma de pago, se le entregará también a Colanta el punto de venta del barrio Buenos Aires avaluado en $1.800 millones. Para cancelar los $700 millones restantes se acodó un plan de pagos que se hará efectivo a lo largo de los próximos tres años.

Igualmente, se van a vender dos inmuebles -ubicados en Rionegro- con lo cual se obtendrán recursos por $2.000 millones. Al cierre de los supermercados de Caucasia y Buenos Aires -que serán entregados en el primer trimestre del 2016 a Colanta- el Consumo sumará el de Niquía (Bello) que se negocia con una firma inmobiliaria y la idea es también vender el supermercado del municipio de Caldas, que no es rentable para la cooperativa.

De esta manera la entidad pasará de 15 a 11 puntos de venta. Conservará los de Pedregal, La América, Rionegro, Belén, Envigado, Poblado, Bello, Floresta, San Joaquín, Los Colores, Terracina y Laureles.



En el caso del punto de venta de Consumo Buenos Aires, éste se vio afectado por la construcción del Tranvía de Ayacucho, cuyas obras lo dejaron sin parqueadero y acceso vehicular, lo que a su vez  ahuyentó a los compradores con el consiguiente deterioro en las ventas. Por esta razón la cooperativa demandará al municipio y al Metro de Medellín por $1.305 millones, cifra en que estima el detrimento comercial del supermercado de Buenos Aires por las obras del tranvía.

Enrique Valencia Montoya -agente interventor de la cooperativa- agregó que otra demanda por $15.000 millones será interpuesta contra el Fondo de Valorización de Medellín, al considerar que el supermercado de Los Balsos en El Poblado, se vio perjudicado por la construcción del intercambio vial con la Transversal Inferior.

Finalmente, anunció que se obtendrá un crédito sindicado con varias entidades financieras del sector solidario, para cancelar otras deudas por valor $5.000 millones y que se solicitó al Grupo Aval (Bancos de Bogotá y Popular) un crédito de $4.000 millones y la ampliación del plazo y mejoramiento de las condiciones de otro crédito que ya se tiene con estos bancos por $6.500 millones.

Los responsables de la debacle
El principal responsable de la pérdida de rumbo de la cooperativa fue su gerente, Gustavo León Castillo, quien la condujo a perder más de $11.000 millones de pesos en los últimos 3 años ($4.755 millones el año pasado, con un aumento del 227%)[1]Por esta razón, el interventor de Consumo anunció a la Compañía Suramericana que hará efectiva una póliza por $12.000 millones de pesos por posible detrimento patrimonial.[2]

Castillo no tuvo en cuenta los principios cooperativos ni los objetivos que movieron a los fundadores para crear la cooperativa, olvidando que el centro de cualquier entidad solidaria son los asociados. Quiso administrar al Consumo como se administra la competencia, se dedicó a abrir dos almacenes por año, utilizando los recursos del flujo de caja que son indispensables para el día a día de la actividad de la cooperativa y orientó sus diferentes proyectos gerenciales y de mercadeo hacia los terceros, es decir, los clientes, y no hacia la amplia base de asociados (Hoy tiene registrados 103.000 asociados, de ellos 25.000 activos).

Tras su salida, en el poco tiempo que estuvo el médico Ricardo Esteban Betancur Posada como gerente y luego Diego Almanza (en su calidad de encargado), se trató de enderezar el camino, pero no se logró, pues más o menos se siguió con la misma óptica.

Todo ello condujo a que El Consumo perdiera su capacidad reguladora de precios y para poder cubrir los ambiciosos planes de expansión aumentara los márgenes de utilidad en sus diferentes categorías de productos -tanto o más que la competencia-, lo que ocasionó que de manera progresiva los asociados dejaran de comprar en su cooperativa, lo que a su vez explica la baja en las ventas[3].



Inicios de El Consumo
Si el Cooperativismo es un sistema social y económico, basado en la libertad, la igualdad, la participación y la solidaridad, una cooperativa puede definirse, como una empresa económica formada por personas de una comunidad (vereda, municipio, zona o región), con problemas y necesidades comunes (como: alto costo de la vida, bajos precios por los productos cosechados y desempleo, entre otros) y que buscan solucionarlos uniendo y organizando sus esfuerzos y recursos para desarrollar una actividad económica y defender sus intereses. Bajo estos principios se creó hace más de 50 años la Cooperativa Consumo.

Consumo es la cristalización de un sueño de 22 profesionales -médicos, economistas, ingenieros civiles, educadores y abogados, entre otros- que junto a varios ingenieros agrónomos adscritos a la Secretaría de Agricultura de Antioquia, el 13 de mayo de 1963 dieron vida a la entidad.

El Consumo inició labores en 1964 con 13 empleados en el barrio San Benito, hoy son 580 colaboradores, pero próximamente saldrán 100 que tienen contratos a término definido. Su principal compromiso estatutario fue luchar contra el acaparamiento y los altos precios de la canasta familiar, el cual se ha perdido en la actualidad, debido en parte al entorno de competencia, pero fundamentalmente por políticas apartadas de los principios cooperativos.

En ese entonces, siguiendo la filosofía de los pioneros de Rochdale[4], los fundadores no exigieron grandes aportes sociales sino el compromiso de comprar los productos ofrecidos en venta, aspecto que también se ha venido perdiendo, porque debido a los altos precios de venta, hoy muchos asociados no mercan en la cooperativa. De esto ya tomó nota la actual administración y desde el fin de semana se rebajó el precio a 72 productos de la canasta básica familiar, con el fin de que los asociados retornen a su cooperativa.




[1] El Ebitda fue negativo (-$2.186 millones) y el margen de Ebitda también (-1,32), lo cual refleja la falta de liquidez de la entidad.
[2] El patrimonio de la Cooperativa Consumo se estima en unos $80.000 millones.
[3] Para estar vigente como asociado se deben efectuar compras por el equivalente a dos salarios mínimos mensuales vigentes como mínimo al año ($1.374.000).
[4]La primera cooperativa propiamente dicha surgió en la población de Rochdale (Inglaterra) en 1.844, formada por 28 trabajadores de una fábrica.

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