Mucha agua ha corrido debajo del puente desde que el presidente
venezolano, Nicolás Maduro, decidiera cerrar la frontera con Colombia[1]
y con improperios, demolición de sus casas y maltratos, expulsara a los
colombianos de su territorio, ocasionando una verdadera crisis humanitaria de
este lado del mojón limítrofe.
Para buscar salida a la situación, se han reunido infructuosamente las cancilleres
de ambos países -en dos ocasiones, una en Cartagena y otra en Quito-, también
los obispos; se han creado corredores humanitarios para trabajadores y estudiantes,
y hasta se intentó una reunión entre Maduro y Santos en Uruguay (que finalmente
no cuajó), todo ello acompañado de declaraciones de uno y otro mandatario en
los medios de comunicación y de la decisión de más cierres fronterizos por
parte del gobierno venezolano y hasta de la violación del espacio aéreo
colombiano por aviones venezolanos, en dos ocasiones.
Todas las acciones del gobierno de Maduro hacen parte de su intento de
seguir desviando la atención de los problemas internos de Venezuela en lo
político y económico. Es verdad que hay contrabando en la frontera -siempre lo
ha habido, hacia un lado o hacia el otro
dependiendo de las tasas de cambio- y también hay paramilitares y otros grupos
armados ilegales que son los dueños de ese negocio, lo mismo que el del
narcotráfico, pero en connivencia con la corrupta Guardia Nacional Bolivariana.
Maduro sabe eso, pero quiso aprovechar el incidente entre los
paramilitares y la guardia venezolana (que quería mayor participación en el
lucrativo negocio ilícito) para poner a todos los colombianos -incluyendo a los
de bien que viven y trabajan en el vecino país- como los culpables de los males
de Venezuela.
El heredero de Chaves quiso entonces, mediante mensajes xenófobos contra
los colombianos, que nuestros compatriotas fueran vistos por los venezolanos como
los responsables de la crisis de abastecimiento de Venezuela y se olvidarán de
los altos precios de los productos, mientras él sacaba réditos políticos,
mejorando su popularidad de cara a las próximas elecciones parlamentarias.
También es cierto que del lado colombiano, tanto el presidente Santos
como el ex presidente Uribe igualmente quisieron sacar ventaja en época pre-electoral
en Colombia. Obviamente esta crisis favorece más
al ex presidente y senador Uribe, cuya favorabilidad ha venido creciendo.
Sin embargo, fue Maduro, quien procediendo como lo ha hecho, ha querido
poner una espesa cortina de humo a la profunda crisis económica y política de
su país, como lo detallaremos a continuación.
Desabastecimiento
y carestía de productos
Venezuela dejó de dar a
conocer las cifras oficiales de su economía desde septiembre de 2013. Sin
embargo, analistas serios se las han
arreglado para conocer la dura realidad económica venezolana y hacen
pronósticos nada alentadores.
Esos analistas dan cuenta
del descuadre macroeconómico del gobierno de Maduro, el cual se explica fundamentalmente
por la reducción de su principal fuente de ingresos: la exportación de
petróleo. El chorro de dinero que le entra a Venezuela por este concepto es
cada vez más pequeño, pues este año el barril del crudo, que inició por los
lados de 80 dólares , hoy está en 38 dólares, es decir, ha descendido más del
50 por ciento.
Esa falta de dinero
llevó al gobierno revolucionario a emitir moneda, lo cual hace que ésta se
devalúe y tenga un efecto devastador en el costo de los alimentos y productos
de consumo. Hoy Venezuela tiene lo que técnicamente se conoce como estanflación, que es una situación económica que se caracteriza por un estancamiento
económico acompañada por un alza persistente de los precios, a lo cual el
gobierno responde con alza de los salarios. Sin embargo, el aumento de los
salarios es absorbido de inmediato por el alza de precios, que es de tal dinámica que ya en Venezuela
prácticamente se puede hablar de hiperinflación[2]. Ejemplo
de ello es que una canasta de huevos que valía 25 bolívares en julio, hoy vale
725 bolívares, es decir, alrededor del 10% de un salario mínimo mensual que
está en alrededor de 7.500 bolívares (de los nuevos).
La firma Ecoanalítica estimó que la inflación
en el vecino país ronda el 120% y que puede llegar al final del año en el 200%.
A esto se suma que el índice de
escasez -el último dato es de marzo de 2014 y fue del 29,4%- ha seguido
creciendo y algunos analistas ya lo estiman en el 75%.
Hasta comienzos de agosto el gobierno venezolano calificaba a los empresarios
de “especuladores y acaparadores” y los culpaba de generar la abultada
inflación, pero tres semanas después, buscando réditos
políticos, los nuevos culpables eran los colombianos de la frontera (estados de
Táchira y Zulia), a quienes acusó de apropiarse
del 40% de los productos venezolanos.
Pero la situación más bien se
origina en los controles de precios y cambiario -que provocan barreras-
y en un modelo económico que mueve a los ciudadanos no a depender de su capacidad
productiva, sino de los subsidios y ayudas del Estado. Ello a su vez se traduce
en un incentivo para el contrabando. “El problema se genera
cuando el Gobierno venezolano en su mirada de la economía subsidia y regula los
precios de los productos, beneficios que aprovechan los contrabandistas,
quienes mercan barato en Venezuela para vender caro en Colombia”, destaca una investigación del periodista Santiago Cárdenas
Herrera, de la semana pasada en el diario El Colombiano[3],
en la que se agrega que según cifras del gobierno colombiano, los
contrabandistas venden en el país los productos por seis veces su precio
original.
No
crece el PIB y aumenta el déficit fiscal
Por el lado del Producto interno Bruto (PIB) y
el déficit
fiscal, el panorama no es menos oscuro. Para el 2014 el Banco Mundial estimó en
un 4% la caída de la economía, mientras el Banco Interamericano
de Desarrollo (BID) estimó en 14 puntos del PIB el déficit
fiscal.
De acuerdo con las estimaciones
del Fondo Monetario Internacional, FMI; la situación es peor este año, pues esa
entidad y el Banco Mundial, BM, proyectan una nueva caída, esta vez
de 7% en el PIB. El portal informativo lapatilla.com aseguró que tuvo acceso a datos extraoficiales del Banco
Central de Venezuela (BCV) que indican que en el primer trimestre de
2015 la economía del vecino país se contrajo 7,6% y en el segundo trimestre la
contracción fue del 8,1%, según revela en una publicación fechada el 28 de
agosto de 2015. Ecoanalítica estima que este año la reducción del PIB
venezolano será del 10%.
Por el lado del abultado déficit fiscal, la explicación
se encuentra en que los ingresos petroleros venezolanos representan 96% de los
ingresos del Estado y en lo corrido del año éstos han caído
más de 50%. Pero esa no es la única causa del déficit, buena parte de él se
explica por al desastre cambiario[4], que ha provocado mayores
restricciones al aparato productivo y ha desatado una crisis
especulativa de proporciones inconmensurables.
Por el lado de los empresarios
colombianos, el efecto negativo es menor, sencillamente porque han dejado de
atender el mercado venezolano. De acuerdo con datos del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, entre enero y junio de este año las exportaciones a
Venezuela cayeron 37,6% (Las del sector minero-energético descendieron 71,7%, y
las de bienes manufacturados cayeron 21,8%)[5].
Otra causa del gran déficit fiscal venezolano
es que mientras el gobierno recorta las divisas para las importaciones del
sector productivo, mantiene ‘el chorro’ para el gasto
público, con la idea de seguir dando subsidios a las personas de menores
ingresos con el fin de mantenerlas alineadas políticamente.
De ahí la imperiosa
necesidad del gobierno de Maduro de obtener préstamos con China[6].
Por eso el Banco Interamericano, BID,
calculó que el déficit fiscal del vecino país ronda los 14 puntos del PIB, y algunos expertos consideran que puede cerrar
el año en el 18% del PIB.
Como si esto fuera poco, las reservas
internacionales (recursos para cubrir importaciones y deuda
externa), han bajado desde los US$22.070 millones de dólares de comienzo del año -según
cifras del BCV- a los US$16.527 millones con corte al 24 de agosto (caída del 25,1%), pese a los ingresos de recursos
provenientes de préstamos otorgados por el gobierno chino.
La magnitud del problema
económico que vive Venezuela en pleno año electoral explica el interés del gobierno del
presidente Nicolás Maduro por tratar de cubrir con cortinas de humo el desastre,
y que mejor manera, que echarle la culpa a los colombianos.
Clima
político desfavorable
El presidente venezolano, Nicolás Maduro,
inició el 2015 en su peor momento de popularidad (22,6%), lo que sumado a la
anotada reducción del 50% en el precio del petróleo en el mercado
internacional, complica aún más el panorama político para el chavismo este año
de elecciones parlamentarias, que están previstas para el 6 de diciembre.
Y es que la popularidad de Maduro ha retrocedido considerablemente desde
que asumió la jefatura del Estado. En abril, de 2013, ganó las elecciones con
50,6% de los votos y una diferencia de apenas 223.000 sufragios sobre el líder
opositor Henrique Capriles
Radonski. En enero de 2015, después de 21 meses de gestión de
Maduro, con una economía en recesión y una inflación galopante, el 86% de los
consultados evaluaba negativamente la gestión del heredero de Chaves y el 81,6%
de los encuestados consideraba de regular a muy mala la situación del país.
La popularidad de Maduro igualmente se deterioró con las imágenes del
maltrato a los colombinos dadas a conocer a la comunidad internacional por
todos los medios importantes del mundo y se resintió aún más con el juicio sin
garantías al líder opositor, Leopoldo López, quien la semana pasada fue
condenado a 13 años y 9 meses de prisión.
Este panorama
hace difícil que el gobierno pueda ganar las elecciones, lo que sería un claro
problema político para el gobierno, pues con el descuadre económico y las malas
jugadas políticas de Maduro, se está fortaleciendo la oposición, que puede
salir favorecida en las próximas elecciones de diciembre.
Para no correr
ese riesgo, el chavismo tiene dos opciones. La
primera recurrir nuevamente al fraude -como parece que ocurrió en las elecciones
presidenciales en las que Maduro ganó por
estrecho margen- y en segundo lugar crear un conflicto externo para movilizar a
su favor a la opinión pública nacional y distraer la atención de los graves problemas
internos existentes, a los cuales hemos ya aludido, y que pareciera que es lo
que quiere hacer el gobierno venezolano con los sobrevuelos de aeronaves de
combate en el espacio aéreo colombiano.
Por el momento, hay que concluir, como lo dice María Jimena Duzán[7],
que la actual crisis limítrofe deja tres cosas bien claras. “La primera es que se necesitó que Maduro cerrara
la frontera para que Bogotá por fin pusiera sus ojos en Cúcuta. La segunda, que
esta crisis va para largo. Maduro ha descubierto que internamente este
anticolombianismo le da oxígeno a su régimen moribundo. Y la
tercera, es una verdad: la economía subterránea se apoderó de
nuestras fronteras”.
[1]
El 20 de agosto el presidente venezolano ordenó el cierre, inicialmente por 72
horas y después de manera indefinida.
[2]
Subida del nivel de precios muy rápida y continuada,
que provoca que la gente no retenga el dinero, por su pérdida de valor
constante.
[3] Artículo: “Así es el
contrabando que desangra a Venezuela y Colombia”. Disponible en: http://www.elcolombiano.com/asi-es-el-contrabando-que-desangra-a-venezuela-y-a-colombia-AH2696332 (consultado el 10 de septiembre
de 2015)
[4] En el primer semestre de 2015 los empresarios venezolanos sintieron un
recorte de 60,8% en el flujo de divisas, lo que, según Ecoanalítica,
redujo los planes de producción de la industria y atizó el alza de precios.
[5] El intercambio comercial entre Colombia y Venezuela
en 2008 llegaba a los US$7.300 millones (su pico más alto). En el primer semestre de este año el
intercambio sólo fue de US$631 millones, lo que indica que este año podría
superar los US$1.000 millones escasamente.
[6] En su reciente gira, a comienzos
de septiembre, Maduro consiguió otros 5.000 millones de dólares, con lo cual
los préstamos que la nación asiática le ha otorgado a Venezuela suman 50 mil
millones de dólares.
[7] “Desde la frontera”, artículo en
la revista Semana. Disponible en: http://www.semana.com/opinion/articulo/maria-jimena-duzan-desde-la-frontera/442216-3 (Consultado el 13 de septiembre
de 2015)
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