jueves, 11 de junio de 2015

SÓLO ALCANCES PARCIALES EN LO ACORDADO HASTA AHORA EN LA HABANA

Luego de tres años de conversaciones, con las vicisitudes propias de dialogar en medio del conflicto, la mesa de negociaciones entre el gobierno colombiano y las Farc en La Habana, parece dar muy buenos resultados,  especialmente con el anuncio de la semana pasada sobre la creación de una comisión de la verdad.

Positiva fue también, como resultado del ciclo 36, la instalación de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, encargada de investigar sobre los orígenes y responsabilidades del conflicto colombiano (que será un gran apoyo para la comisión de la verdad) y la celebración de tres audiencias con delegaciones de víctimas en La Habana.

No obstante, el optimismo que genera este importante anuncio, que se produce en medio de una escalada violenta de las Farc y la consecuente reacción de las Fuerzas Armadas de Colombia, no deja de tener un alcance parcial, como otros acuerdos alcanzados hasta el momento.

Comisión de la Verdad
En los últimos 40 años se han creado comisiones de la verdad en por lo menos 30 países que han vivido serios conflictos y en muchos casos, como El Salvador, Argentina, Sudáfrica y Perú[1], han funcionado de manera adecuada.

Por eso no deja de ser esperanzador para el país el anuncio del gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el jueves de la semana pasada, de que acordaron la creación de una comisión de la verdad para ´ esclarecer´ y ´explicar´ el conflicto que padecemos desde hace más de medio siglo.

Cortesía CNN Español

La comisión -anunciada al final del ciclo 37 de las negociaciones que comenzaron en 2012- será imparcial, independiente, con plena autonomía; será excepcional y funcionará durante un tiempo limitado, indica el comunicado conjunto del gobierno y las Farc. Tendrá una duración de tres años “incluyendo la elaboración del informe final” y “contará con 6 meses para preparar todo lo necesario para su funcionamiento”.

Repito, es esperanzador porque hay ejemplos concretos en el mundo de que estas comisiones funcionan, pese a la ardua tarea que deben desarrollar, pero no deja de ser un logro parcial en la mesa. Pareciera que dado el incremento de las acciones ofensivas dentro del conflicto, tras la terminación del cese unilateral del fuego por parte de las Farc y la reanudación de los bombardeos por parte del gobierno, las partes se hubiesen puesto de acuerdo en anunciar la creación de la comisión para tranquilizar a la opinión pública nacional e internacional,  pues la conformación de dicha comisión está supeditada a que se culmine la negociación de paz.

Es decir, todavía su conformación se demora ya que debe esperarse el final feliz de las negociaciones de La Habana.

Eso es lo quedó acordado en ese importante ítem. Demos un vistazo ahora a lo que acordó en otros aspectos, para luego mirar lo que está pendiente.

Política de Desarrollo Agrario Integral
Este acuerdo tiene cuatro pilares, el primero de los cuales es el acceso y el uso de la tierra, en el cual se acordó la creación de un Fondo de tierras de distribución gratuita para los campesinos sin tierra o con tierra insuficiente. Pero no se trata sólo de entregarle tierra al que no tiene, sino de darle “acceso integral”: que la tierra esté acompañada de riego, crédito, asistencia técnica, y apoyo para la comercialización, entre otros.

 El acceso a la tierra incluye también ofrecer un subsidio integral y crédito especial para la compra de tierra, así como garantizar derechos de propiedad. Se acordó impulsar un plan masivo de formalización de la pequeña y mediana propiedad, y la creación de una jurisdicción agraria para asegurar la protección judicial eficaz a los derechos de propiedad de los campesinos y de todos los habitantes del campo.. El Gobierno definirá lineamientos generales de uso del suelo que tengan en cuenta su vocación y pondrá en marcha programas de reconversión.

También se acordó la delimitación la frontera agrícola y la protección de las áreas de especial interés ambiental, con el fin de avanzar en un plan de zonificación ambiental que haga compatible el interés de preservación con las alternativas económicas de las comunidades y de desarrollo del país y promueva diferentes planes de desarrollo que contribuyan a la preservación ambiental

El segundo pilar es el establecimiento de programas especiales de desarrollo con enfoque territorial. Se trata de reconstruir las regiones más afectadas por el conflicto y la pobreza con verdaderos planes de desarrollo que transformen esos territorios, garanticen derechos y faciliten la reconciliación. Se construirán de manera participativa planes de acción para la transformación regional. Un tercer pilar son los planes nacionales que deberán lograr una reducción radical de la pobreza y la eliminación de la pobreza extrema. Estos planes están orientados a proveer bienes y servicios públicos en infraestructura (vías, distritos de riego, electricidad, conectividad), desarrollo social (planes especiales de salud, educación, vivienda y agua potable para el campo,) y estímulos de todo tipo a la productividad de la agricultura familiar (asistencia técnica, promoción del cooperativismo, líneas especiales de crédito, seguros subsidiados de cosecha, asociaciones solidarias para la comercialización, entre otros) y a la formalización laboral.

El cuarto y último pilar es un sistema especial de seguridad alimentaria y nutricional tendiente a fortalecer los mercados locales y regionales, mediante campañas para un manejo adecuado de alimentos por parte de las familias y se aplicarán programas especiales contra el hambre. E crearán consejos de seguridad alimentaria y nutricional en todos los niveles territoriales y se pondrá en marcha toda una institucionalidad para mejorar la seguridad alimentaria de las comunidades.

 Participación Política
En este aspecto el acuerdo está construido sobre tres pilares. El primero es una nueva apertura democrática que promueva la inclusión política como mecanismo para consolidar la paz, luego de la terminación del conflicto. Se trata de facilitar la creación de nuevos partidos políticos, sin poner en riesgo los avances en la consolidación del sistema de partidos. Se acordó hacer los cambios necesarios para desligar la obtención y conservación de la personería jurídica del requisito de la superación del umbral para elecciones de Congreso, y facilitar de manera transitoria apoyos por parte del Estado para las nuevas fuerzas que aparezcan.

Se acordó además, la creación de Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz en las regiones más golpeadas del conflicto. Los habitantes de estas regiones podrán elegir, durante la fase de transición y de manera temporal, representantes a la Cámara adicionales con unas reglas especiales. (El número de regiones, curules y periodos electorales aún no se han acordado). Para ello se acordaron unas medidas especiales para promover el voto. Esto también exige el. Por último, se acordó poner en marcha medidas para la participación de la mujer y promover una cultura democrática de tolerancia en el debate político.

Cortesía Revista Semana

El segundo pilar es una mayor participación ciudadana para consolidar la paz, en el espíritu de la Constitución del 91. Para ello se acordaron toda una serie de medidas: el desarrollo de una Ley de Garantías para las organizaciones y movimientos sociales; medidas para promover una cultura de tolerancia, no estigmatización y reconciliación; garantías para la protesta social, tanto para quienes se manifiesten como para los demás ciudadanos; promoción de espacios en medios de comunicación institucionales, regionales y comunitarios, para dar a conocer las actividades de las diferentes organizaciones de la sociedad civil; revisión de todo el sistema de participación ciudadana en los planes de desarrollo, en particular del funcionamiento de los Consejos Territoriales de Planeación; fortalecimiento de la participación en la construcción de políticas públicas y fortalecimiento del control ciudadano a la gestión pública mediante la promoción de veedurías y observatorios de transparencia en todas las regiones.

El tercer pilar -y la idea fundamental del fin del conflicto- es asegurar que se rompa para siempre el vínculo entre política y armas. Es decir, que nadie nunca más utilice las armas para promover una causa política y que quienes han dejado las armas para transitar a la política tengan todas las garantías de que no serán objeto de la violencia.

El objetivo es que quienes ejercen la política tengan la seguridad que no serán víctimas de las armas y para ello se acordó que el Gobierno establecerá un Sistema Integral de Seguridad para el ejercicio de la Política en un marco de garantías de los derechos y libertades. Un sistema similar de garantías de seguridad para líderes de organizaciones y movimientos sociales y defensores de derechos humanos en situación de riesgo. Y se promoverá la discusión con amplia participación y la expedición de un Estatuto para la Oposición.

Solución al problema de las  drogas ilícitas
El acuerdo sobre drogas tiene cuatro componentes básicos. El primero se centra en la sustitución y erradicación de los cultivos ilícitos. Se fijan las bases de un Nuevo Programa de Sustitución de Cultivos Ilícitos y Desarrollo Alternativo de alcance nacional. Se trata de forjar una nueva alianza entre las comunidades y las autoridades nacionales, departamentales y municipales para resolver los problemas de las comunidades. También se pondrán en marcha planes de asistencia inmediata para los cultivadores. En los casos donde algunos cultivadores incumplan sus compromisos o no quieran participar en el Programa, el Gobierno erradicará los cultivos de forma manual.

Para lograr eficacia y éxito en este aspecto acordó un programa de desminado de las áreas del territorio nacional, al que las Farc también contribuirán con la provisión de información, entre otros. Un plan piloto de este programa ya se adelanta en los departamentos de Antioquia y Meta.

En el acuerdo se reconoce que el tema del consumo de drogas ilícitas, es una cuestión de salud pública que requiere un tratamiento prioritario y por eso se acordó crear por una parte un Programa Nacional de Intervención Integral frente al Consumo de Drogas Ilícitas que articule a las autoridades para prevenir y abordar el problema del consumo y manejar las variables en él involucradas, política que debe ser participativa; y por otra, un “Sistema Nacional de Atención al Consumidor de Drogas Ilícitas que incluya acciones complementarias de rehabilitación e inserción social”.

Se acordó una estrategia integral para reforzar y ampliar la lucha contra el crimen organizado, en especial en las regiones. El Gobierno se comprometió a “intensificar la lucha contra el crimen organizado y sus redes de apoyo en el marco del fin del conflicto (…) y en general de desarticular las redes de estas organizaciones”. Con ese fin pondrá en marcha una estrategia de política criminal y una nueva estrategia contra los activos involucrados en el narcotráfico y el lavado de activos en todos los sectores de la economía, así como contra el tráfico de insumos.

 Temas gruesos pendientes
Del más reciente acuerdo en la mesa negociación de La Habana, es decir, de la Comisión de la Verdad, queda pendiente saber –lo cual se hará cuando se llegue al acuerdo final- quienes serán sus once miembros, que serán elegidos,  “por un comité de escogencia compuesto por 9 integrantes”. El Gobierno y las Farc, de común acuerdo, seleccionarán -a través del mecanismo que definan-  a 6 de los integrantes del comité de escogencia y los 3 restantes serán los delegados de 3 personas u organizaciones que acuerden en la mesa.

Hay que agregar que para cumplir su loable labor de conocer la verdad histórica, la comisión deberá hacer un esfuerzo titánico porque debe abarcar por lo menos medio siglo, así como todo el territorio nacional y a todos los que participaron en el conflicto, lo cual hará que su tarea no esté exenta de grandes dificultades.

Además, los comisionados -que deben tener una conducta moral intachable- escarbarán en la memoria de las víctimas y combatientes, hurgarán en la historia y rastrearán en el territorio para intentar esclarecer los hechos de manera profunda y satisfactoria para todas las partes. Recogerán experiencias, pero no declaraciones jurídicas; emitirán recomendaciones, pero  no juicios e intentarán reconciliar y no castigar, con el fin de garantizar la no repetición del conflicto. Sin embargo, no pueden ni deben reemplazar los mecanismos de justicia que permitan la sanción, aunque no sea proporcional, de los crímenes de guerra y de lesa humanidad.

Del punto referente a la Política de Desarrollo Agrario Integral, quedaron en el congelador, pendientes de tratar los siguientes temas: Latifundio y delimitación de la propiedad, freno a la inversión extranjera, extracción minero-energética y conflictos de uso del territorio, regulación de la explotación del territorio para la generación de agro-combustibles, revisión y renegociación de los Tratados de Libre Comercio contra la economía, ajustes al Ordenamiento Territorial, financiación de la política de Desarrollo Rural y Agrario Integral, cuantificación del fondo de tierras, creación del Consejo Nacional de la Tierra y el Territorio, y definiciones sobre el derecho real de superficie, aspectos en los cuales ha sido persistente la delegación de las Farc.

En el punto de la participación política está pendiente  la revisión, reforma y democratización del sistema político electoral, la revisión y reforma de mecanismos de participación ciudadana, así como la proscripción del tratamiento militar a la movilización y protesta, desmantelamiento del ESMAD, en lo que han sido insistentes las Farc, como también en la elección popular del Procurador, el Contralor, el Fiscal General y el Defensor del Pueblo.

En cuanto a la creación de Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz en las regiones más golpeadas del conflicto, quedó pendiente establecer el número de regiones, curules y periodos electorales para que los habitantes de estas regiones elijan, durante la fase de transición y de manera temporal, representantes a la Cámara adicionales.

Quedó igualmente en el tintero el establecimiento de una política criminal contra las drogas ilícitas y reparación integral de las víctimas afectadas por las aspersiones aéreas con glifosato, cuya suspensión se producirá en los próximos meses, según reciente anuncio del gobierno nacional. Igualmente, están pendientes, la transformación estructural del sistema de salud pública que permita encuadrar el desarrollo del programa de prevención y consumo y la realización de una Conferencia Nacional sobre política de lucha contra las drogas.
El cese bilateral es otro asunto espinoso que no ha tenido desarrollos concretos. Las Farc han declarado en cuatro ocasiones un cese unilateral del fuego y en esa dirección, han solicitado la misma respuesta del gobierno colombiano, pero presidente Juan Manuel Santos ha insistido en que no habrá un cese bilateral del fuego hasta que no se firme el acuerdo final.   

Entre los asuntos pendientes con mayor incidencia sobre la agenda pública están el tratamiento jurídico para los ex combatientes de las Farc y la definición y trámite del mecanismo para la refrendación ciudadana de los acuerdos.

Sobre el primer aspecto el gobierno reconoce que serán decisivos los acuerdos en La Habana, pero que la aprobación de la ley estatutaria respectiva corresponde al Congreso, mientras que la Corte Constitucional aprobó la inhabilidad para participar en política de responsables de “crímenes de lesa humanidad y genocidio, cometidos de manera sistemática”.

Sin embargo, como lo explicó el Fiscal General y han defendido distintos sectores, es necesario facilitar la participación política de los ex guerrilleros que se acojan  a los acuerdos de paz. En ese sentido, es de esperarse un marco jurídico que habilite una especie de amnistía que excluya a algunos responsables de los más graves crímenes y a los principales responsables directos, al mismo tiempo que establece exigencias de verdad histórica y reparación simbólica de las víctimas.

Sobre la refrendación ciudadana de los acuerdos, el gobierno es partidario de un plebiscito o un referendo, mientras que los negociadores de las Farc han insistido en la conformación de una asamblea nacional constituyente, una consulta popular u otra forma de apelación al constituyente primario.

Tal vez el gran desafío para los negociadores, a parte de concretar los aspectos pendientes de los puntos acordados, es precisamente establecer el mecanismo de refrendación que respalde los acuerdos, les de legitimidad política, posibilidad de aplicación y seguridad jurídica.




[1] Ver publicación de las 2 Orillas al respecto. Disponible en http://www.las2orillas.co/cinco-comisiones-de-la-verdad-exitosas/

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