Por salario mínimo se entiende la cantidad mínima de dinero que
los empleadores deben pagar a un trabajador por sus labores para un determinado
período laboral (hora, día o mes)[1].
Cada país suele establecer las normas legales que regulan el salario
mínimo y los mecanismos para determinar periódicamente su monto, generalmente
en forma anual. Por ley, en Colombia se denomina Salario Mínimo Mensual Legal Vigente
(SMMLV) y se reajusta antes de iniciar un nuevo año por un valor porcentual que
en ningún caso puede ser inferior al Índice de Precios al Consumidor (IPC) o
inflación causada del año que concluye[2].
De acuerdo con la legislación laboral vigente en el
país, todos los empleados de entidades oficiales y empresas privadas que
devenguen hasta 2 SMMLV ($1.288.700) y que residan en poblaciones donde se
preste el servicio público de transporte, tienen derecho a un subsidio de
$73.950 pesos. Igualmente, el trabajador recibe del empleador un salario
adicional al año correspondiente a cesantías, que es consignado en un fondo a
elección del trabajador y un salario adicional al año llamado Prima de
servicios que se paga la mitad en junio y la otra en diciembre. También el
trabajador recibe un beneficio de caja de compensación familiar, la cual le
ayuda al empleador para adquirir vivienda, salud y para actividades
recreativas.
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En diciembre de 2014, los empresarios y representantes
de organizaciones sindicales no llegaron a ningún acuerdo, ante lo cual el
gobierno incrementó el salario mínimo en 4,6% quedando en $644.350 pesos más un
subsidio de transporte de $73.950 ($718.300 pesos en total). Sin embargo,
debido a la fuerte devaluación del peso frente al dólar, para octubre de 2015 (tomando
una tasa US$2.950) el salario mínimo estaba en US$219 dólares, más US$25
dólares del subsidio de transporte, totaliza US$244 dólares.
Esta cifra convierte a Colombia en uno de los
países latinoamericanos con menor salario mínimo, después de Brasil (US$236 dólares),
México (US$129 dólares), Nicaragua (US$115 dólares) y Cuba (US$23 dólares). Los
demás países tienen salarios mínimos por encima del de Colombia, destacándose
los casos de Panamá (US$667 dólares), Costa Rica (US$516 dólares), que lo
duplican; y Argentina (US$433 dólares), donde es 1,77 veces más alto[3].
Si la comparación la hacemos con
países del viejo continente, la diferencia resulta abismal. Un informe del
diario El Colombiano resalta que “los
trabajadores suizos ganan 17
veces más que un colombiano en ese mismo tipo de sueldo (US$3.416). El
salario local de US$194,9 mensuales es tan solo 8,7% del que reciben los
empleados en Luxemburgo (US$2.217,6) o 9,4% de la remuneración de los belgas
(US$2.056).”[4]
Adicionalmente, debemos recordar que el salario
mínimo es muy susceptible al valor de las monedas, que tiene en él una gran influencia. Durante los
períodos de devaluación monetaria como la que vive Colombia (estimada entre el
35% y el 40%) el trabajador pierde poder adquisitivo y lo mismo ocurre con los
periodos inflacionarios, en gran parte debido a la devaluación que encarece los
bienes importados y los insumos agropecuarios (semillas, herbicida y plaguicidas
producidos en otros países).
Esa alza en los insumos agropecuarios sumada al
fenómeno climatológico de El Niño que afecta las cosechas, se refleja en un
fuerte incremento en el precio de los alimentos. De acuerdo con el Dane la
inflación de alimentos, acumulada a noviembre, fue de 9,81%, sobresaliendo
productos como Frijol (60%), hortalizas (43%) y arroz (23%).
Aunque se supone que los aumentos en
el salario mínimo se dan para restablecer el mismo poder adquisitivo de los
trabajadores, en la práctica ese poder de compra no se recupera y por el
contrario se deteriora cada vez más, por lo menos en Colombia, y
particularmente en este año, con unos costos tan altos de los productos de la
canasta familiar[5],
principalmente de alimentos como acabamos de ver.
Recordemos que el aumento del salario
mínimo en el país en 2015, fue de 4,6%, pero ya se lo comió la inflación de los
primeros 9 meses, que al cierre de septiembre, se ubicó en 4,7%, según datos
del Dane. Eso quiere decir -ni más ni menos- que en septiembre los colombianos
que devengan un salario mínimo tenían el mismo poder adquisitivo de diciembre
de 2014 y que por tanto, durante el último trimestre -octubre, noviembre y
diciembre- ese poder de compra es negativo frente al salario que vienen
devengando. Como si fuera poco, la inflación en lo corrido del año a noviembre
alcanzó 6,11%[6]
y se estima que puede cerrar en el 6.5%.
Empresarios vs centrales obreras
Con ese nivel de inflación y en vista de que el
incremento de salario mínimo no puede ser inferior a la inflación causada en
2015, el aumento en la remuneración para unos 3,5 millones de colombianos, no
podría ser inferior a ese porcentaje. Es decir, debería subir $41.882,75 para
quedar en $686.232,75, con lo cual se compensaría lo que se comió la inflación
este año, pero no habría ningún aumento real para el 2016, que desde enero
arranca con incontables alzas, que en últimas, deterioran aún más el menguado salario
de los colombianos.
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Sin embargo, como de lo que se trata es de ´blindar´ el salario -por lo menos en
parte- de las alzas del siguiente año, se tiene en cuenta la inflación
proyectada (y otros puntos por productividad), lo que explica la petición de
las centrales obreras (12% y 10%) y hace ver como cicatera la propuesta de los
empresarios (6.8%), apenas 3 décimas por encima del IPC.
En la reunión formal de la semana pasada, la
pretensión de la CUT bajó al 11% y las de las centrales CGT, CTC y CDP descendió
al 8.5%, mientras que los gremios económicos sostuvieron su propuesta del 6.8%,
pero tras obtener mayor información de tipo económico y
sugerencias por parte del Gobierno, la aumentaron esta semana al 7%, cifra a la
que también pueden bajar las centrales obreras.
Ello quiere decir, que mientras los voceros de los
trabajadores apuestan por un aumento del salario mínimo de $54.769 pesos (Para
un total mensual de $699.119 pesos), el sector privado ofrece un aumento de $45.104,5
pesos, con lo que el mínimo estaría el año que viene en $689.454,5 pesos. La
diferencia -de 1,5 puntos porcentuales- se traduce no solamente en $9.664,5
pesos, sino también en una concepción muy diferente de lo que debe ser el
aumento salarial; pues, mientras los centrales obreras abogan por una
recuperación del poder adquisitivo, a los gremios esto no parece importarles,
olvidando que mayores ingresos se traducen necesariamente en mayor consumo y
ahorro, que en últimas es consumo futuro.
Destaca por lo miope la postura de la
Asociación Nacional de Instituciones Financieras, ANIF; (El gremio de los bancos), que en cabeza de su presidente Sergio
Clavijo, aseguró
que el incremento del salario para 2016 debe ser de 6.5%, es decir, ajustado a
la inflación acusada, aduciendo que un aumento ´excesivo´ en el salario, pondría elevar el índice de desempleo en
el país, lo cual es ampliamente rebatido por otros economistas.
Un salario mínimo cercano a los
$700.000, como lo propone la CGTD, no ocasionará una presión sobre la demanda de
bienes y servicios -generando inflación- ya que como analizamos, sus precios
subieron este año por los efectos devaluacionistas de la moneda y del fenómeno
de El Niño. Por el contrario, le permitirá a colombianos de bajos recursos
recuperar (así sea en parte) lo que perdieron por el alza de esos bienes y
productos, básicamente alimentos.
[1] Fue establecido por primera
vez en Australia y Nueva Zelanda en el siglo XIX.
[2] En
2015, el salario mínimo es de $644.350 por una jornada laboral de 48 horas por
semana.
[3]El
estudio completo para los países latinoamericanos se encuentra en: http://salariominimo.com.mx/comparativa-salario-minimo-latinoamerica/
[4] Informe del diario El Colombiano “El
salario mínimo en Colombia es el 10% del básico en Suiza, Luxemburgo y
Bélgica”. Disponible en: http://www.elcolombiano.com/negocios/economia/el-salario-minimo-en-colombia-es-el-10-del-basico-en-suiza-luxemburgo-y-belgica-NY3313960
(Consultado el 19 de diciembre de 2015).
[5]
Quienes devengan un mínimo
lo usan básicamente en consumir alimentos, pagar arriendo, vestuario,
transporte y educación.
[6] Este nivel de Índice de Precios al Consumidor (IPC) no se
veía desde julio de 2008, cuando la inflación cerró en 7,67%.
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